1993

La matanza de niños asháninkas

El 18 de agosto se cometió la atroz matanza de 72 nativos asháninkas, incluidos 16 niños, de las comunidades del valle de Tsiriari, distrito de Mazamari, provincia de Satipo, Junín. Ese día entre 150 y 300 personas, en las que estaban decenas de nativos, atacaron armados de machetes, lanzas y escopetas a las comunidades de Tsiriari. La autoría de estos crímenes se adjudicó, por un comunicado oficial del Comando Político-Militar de la zona, a las columnas de SL por motivos de venganza. Sin embargo, el caso se oscureció cuando testimonios posteriores señalaban como autores al ejército y nativos ronderos, dirigidos por el “Teniente Veneno”. Estos testimonios señalan que el “Teniente Veneno” hizo esto para culpar a la base policial “Los Sinchis” con la cual había tenido conflictos al momento de organizar rondas de autodefensa. El caso ha quedado sin esclarecer.

BIBLIOGRAFÍA

Comisión de la Verdad y Reconciliación - matanza de niños asháninkas.

"Asesinato y violaciones de los derechos humanos en Mazamari (1993)". En Informe Final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación, Tomo VII, 2003, 496-504. Según detalla el informe de la CVR, fueron ocho comunidades del Valle del Tsiriari que sufrieron la matanza de 74 pobladores. También hubo 10 heridos y se cometieron abusos sexuales y sustracciones de bienes. En esta masacre se usaron armas blancas, lo que indica su extrema crueldad. Los medios de comunicación resaltaron el hecho como un intento de venganza del PCP-SL tras la liberación de la zona realizada por el ejército peruano semanas previas. No obstante, dos meses después del atentado, el jefe de rondas Andrés Flores y el ex-efectivo policial Daniel Urbina denunciaron que el "Teniente Veneno" había sido el organizador de este crimen. La acusación se sustenta en un supuesto enfrentamiento, días atrás, entre el personal policial de la Base de los Sinchis de Mazamari y "Veneno", quien buscaba tener posesión del cuartel.
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Franco, Jean

Cruel modernity. Carolina del Norte: Duke University Press, 2013. En "Cruel modernidad", Jean Franco examina las condiciones bajo las cuales la extrema crueldad llegó a ser un instrumento de gobiernos armados, rebeldes y grupos criminales en América Latina. Ella busca entender cómo la extrema crueldad llega a ser practicada en muchas partes del continente en los últimos ochenta años y cómo sus causas difieren de las condiciones que desataron el Holocausto nazi, que generalmente es la atrocidad contra la cual se mide el horror de los demás. En América Latina, los autores y los perpetradores de atrocidad fueron no solo entrenados en la crueldad, sino que a menudo proporcionan su propia racionalidad para participar de ella.

Villasante Cervello, Mariella

La violencia senderista entre los asháninka de la Selva Central: datos intermediarios de una investigación de antropología política sobre la guerra interna en el Perú (1980-2000). Lima: IDEHPUCP, 2014. Desde el campo de la antropología política, Mariella Villasante centra su atención en la violencia extrema de la guerra iniciada por Sendero Luminoso contra la sociedad y del Estado peruano. Con este propósito, se enmarca en la situación de los asháninkas de la selva central, específicamente de la zona de Satipo y algunas comunidades del Río Tambo, para extraer los rasgos de la memoria de la guerra civil y describir la forma como ella ha venido definiendo la convivencia interna del lugar.
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Bock, Mechthild y Maury Parra, Luis.

Investigación sobre el derecho Ashaninka y formas tradicionales y actuales de resolución de conflictos. El presente estudio es parte de un proyecto sobre derecho indígena y formas tradicionales de solución de conflictos del pueblo Ashaninka, ubicado en la Selva Central, que se realiza en el marco de un Convenio de Cooperación entre la Defensoría del Pueblo y el Servicio Alemán de Cooperación Social Técnica (DED). En este estudio diagnóstico se destacó la situación especial vivida por el pueblo Ashaninka en la Selva Central que sufrió los impactos de la violencia política y social, reflejo de lo cual es el alto número de muertos. Los cifras extraoficiales señalan aproximadamente entre 4000 y 5000 personas fallecidas, con un saldo no determinado de viudas y huérfanos. La muerte y desaparición de innumerables personas y el continuo peligro afectaron seriamente la estructura y las diversas formas sociales de organización propias de los pueblos indígenas, impacto negativo que se mantiene hasta el día de hoy. Sin embargo, con el decrecimiento de la violencia a partir del año 1996, el pueblo Ashaninka se halla en un proceso de recomposición paulatina.
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GALERÍA DE FOTOS
Fuente: Caretas

Niños asháninkas eran entrenados militarmente y con sujeción al “Presidente Gonzalo”.

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Niña que sobrevivió, a pesar de sus graves heridas. 117 niños han quedado huérfanos.

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Mujeres asháninkas que fueron esclavizadas por Sendero Luminoso.

Fuente: Caretas

Asháninkas rescatados por el ejército. Están armados con arcos, flechas y machetes. las escopetas son para el desfile o las fotos Fujimori.

Fuente: Caretas

Entre 30 y 40 comunidades fueron totalmente aniquiladas y 10 mil nativos fueron desplazados de los Valles del Ene, Tambo y Perené.